Olmedo, candidato de Milei, se mostró a favor del castigo físico en las aulas

Pese a los intentos de los jefes de campaña de La Libertad Avanza en tratar de ocultar a los dirigentes que integran el espacio, en cuentagotas los políticos que están con Javier Milei aparecen en los medios de comunicación para exponer sus propuestas en caso de que el diputado llegue a la presidencia. El último caso fue Alfredo Olmedo, exlegislador nacional, que fue electo en para ocupar una banca en el Parlasur por el bloque liberal: en una entrevista radial no sólo respaldó la idea de los vouchers educativos sino que también defendió el castigo físico como método de enseñanza en las escuelas públicas.
“A mi me enseñaron a punterazos y no me olvido más”, dijo orgulloso de esa técnica “pedagógica”. Previo a ese comentario, había dicho que las escuelas debían ser privadas salvo en el caso de que se justifique que una familia no puede abonar una matrícula. Ante una repregunta de Diego Iglesias, conductor de Radio con Vos, Olmedo criticó “a lo Macri” a quienes estudiaron en un colegio público y se dejó lugar para contar cómo se debe explicar las cuentas matemáticas. “Cuando no sabía la tabla de multiplicar, les cuento, nos hacían poner las manitos así en el borde y la maestra nos pegaba con el puntero”, comentó.
“Yo nunca tuve un problema psicológico por aprender así”, concluyó.
La historia de Alfredo Olmedo
En el pueblo le decían “Cepillo”, era el nuevo rico que se paseaba en 4×4 por la Plaza Independencia. Su familia llegó a Rosario de la Frontera desde Bouquet, Santa Fe. Su padre, Alfredo Paulino Olmedo, se asentó con la llegada de la colonia española y arrendó campos para producir poroto. Tuvo tres hijos con Marta Fernández, el primogénito fue Alfredo Horacio.
Con el oro verde de la soja multiplicó su fortuna y duplicó sus campos en cinco años. Su estrategia empresarial se desarrolló a costa de los puesteros que vendían sus propiedades a precios bajísimos.
Según la revista Fortuna, la firma Olmedo Agropecuaria SA tiene una facturación anual de más de 50 millones de dólares sólo con la soja que exporta; además, sus campos del NOA no bajan de 50 millones de dólares la cotización. Con 110 mil hectáreas dedicadas casi en su totalidad a la oleaginosa, tres aviones y sin socios, es el mayor productor sojero individual con tierra propia: es el rey de la soja. Su hijo Alfredo, el príncipe amarillo.
La patria contratista
Nacido el 5 de diciembre de 1965, el joven Alfredo Olmedo fue un amante de los deportes acuáticos, el motocross y el automovilismo. En los años 90’ su padre le armó la concesionaria Isuzu.
Detrás de lo que parece sólo el esfuerzo de un emprendedor se esconde el apoyo de un estado local siempre dispuesto a promover la patria contratista. Así, los negocios de la familia Olmedo y el gobierno de Juan Carlos Romero se expandieron en 1998 cuando se licitó la concesión de las 317 mil hectáreas fiscales de la antigua empresa Salta Forestal SA a la firma Eco Desarrollo Salta SA, de Alfredo Paulino Olmedo y Néstor Cervera. Concesión que no contemplaba el pago de impuestos en los primeros 21 años y a pesar de ello acumuló múltiples irregularidades en el cumplimiento del pliego de condiciones.
AHO probó trabajando, pero fundió la concesionaria. Una vida de lujos, excesos y comodidad enemistada con los negocios familiares llevó a su padre a dividir las ganancias entre sus tres hijos bajo su administración. Con el 33% de las ganancias del reino sojero, el príncipe nunca está desnudo.
Pero para apartarlo de la economía familiar había que encontrarle un juego para gastar su parte: la política. Y así, pasó a la noche porteña, las luces de la TV, la farándula y la biblia en el sobaco.