Modelo pobrista peronista: comedores comunitarios se debaten entre la demanda creciente, la escasez de recursos y la burocracia estatal

Uno de los sectores más afectados por la agudización de la crisis económica y social que atraviesa el país es el de los comedores y merenderos, cuyos responsables afrontan una alarmante combinación: mientras el aumento de la pobreza disparó la demanda de asistencia, desde el Estado no sólo se mantuvo el volumen de alimentos que les entregan, sino que además se registra una demora de tres meses en la cesión de las raciones.

“Demandamos aumentos correspondientes al incremento natural y dramático que tenemos de gente que se acerca a los merenderos. Ni el Estado provincial ni el nacional responde a eso”, dijo Santiago Camuña, referente de una de las agrupaciones que sostienen los centros de asistencia alimentaria para los más necesitados.

La encargada de recibir la mercadería, por su parte, aseguró que “este año fue de terror”, debido a que la Nación sólo les entregó alimentos en marzo, abril, julio y septiembre. “Años anteriores solía llegar el camión una vez al mes y después cada dos”, indicaron.

“Seguro son, por lo menos, tres entregas adeudadas”, lamentó Camuña.

El Gobierno nacional se hace cargo de entregar los productos secos como arvejas, garbanzos, harina, lentejas y yerba mate. “Es absolutamente imposible mantener un comedor con el tipo de mercadería que se entrega; a yerba y garbanzo no se puede mantener un merendero y la cantidad de lo que ingresa se consume en menos de una semana”, planteó el dirigente.

En cuanto al abastecimiento de alimentos del que se encarga el Estado provincial, Camuña reconoció que no hay demoras pero sí cuestiones de “organización, desidia y maltrato” a la hora de retirarlos y que “este año no hubo ni un kilo de aumento”.

“Desde la pandemia hasta hoy, se deben haber triplicado la cantidad de personas y también abrimos más merenderos; y estoy seguro que el aumento no fue de más del 30%”, reclamó, en referencia a las entregas de la Nación y de la Provincia.

Agregó además que “nunca sabemos si va a llegar o no, y cuándo. Cuando mandan un cronograma, nunca se cumple y no sabemos qué llega hasta abrir el camión”.

En este marco, indicó que los centros de asistencia alimentaria “se siguen sosteniendo sobre la base de la autoorganización y el compromiso de los compañeros de los barrios”.

“A esta situación la peleamos de manera autogestionada, no cerramos nunca en el año. Los merenderos se sustentan solos; se hace reciclado, se vende, se reciben aportes de almacenes y donaciones”, manifestó Camuña.

En tanto, Cristina Selman, del Movimiento Argentino Rebelde (MAR), que agrupa a cinco merenderos, alertó que sí hubo demoras de entre tres o cuatro meses en el envío de los recursos que les acerca la Nación.

Ahora, indicó que se acomodó un poco el sistema y que “a lo sumo, puede haber un mes de atraso o pasan 50 días y llega”. “Con lo que proviene de la Provincia no tenemos demoras; con lo que sí nos tenemos que organizar a veces es cuando nos cambian los productos porque están en falta”, explicó la mujer.

Y siguió: “Nos dan más cantidad de otro producto, por ejemplo, leche; pero no nos dieron aceite ni arroz. Tratamos de hacer alcanzar a todos, pero este mes tuvimos que trabajar sólo como merendero”.

Además de dejar de dar almuerzos por la falta de abastecimiento de alimentos, Selman sostuvo que “se necesita más cantidad de mercadería, porque es insuficiente. La situación está imposible. Como a veces no abrimos, tenemos chicos que vienen a preguntar qué pasó y cuándo les vamos a dar la leche”, contó.

Actualmente el comedor, que momentáneamente sólo entrega meriendas, funciona dos -a lo sumo, tres- días por semana, ante la falta de mercadería para preparar las comidas.

Por otro lado, planteó la necesidad de abrir más merenderos debido al aumento de personas en situación de vulnerabilidad. El MAR, al igual que la mayoría de los centros sociales, se sustenta con donaciones y trabajos pequeños.

“Las chicas salen a pedir y los comerciantes de la zona les dan fruta. Como ahora no recibimos aceite, pidieron grasa en la carnicería y de ahí sacamos para hacer el pan. A veces, hasta ponemos de nuestro bolsillo porque no nos alcanza con lo que nos dan”, desarrolló Selman.

También Yanina Domínguez, del comedor “Por una Sonrisa Feliz”, ubicado en El Manantial, sostuvo que la situación económica y social local “está muy difícil” y que no sabe “con qué se va a encontrar en el próximo recibo de mercadería, por la suba de los precios”.

La metodología de entrega para ellos es distinta. “Como retiramos en otro lugar, que es más lejos, nos dan alimentos para dos meses. En octubre, por ejemplo, nos dieron también para noviembre; volveremos a retirar comida en diciembre”, explicó.

El centro de asistencia, que sólo recibe abastecimiento de la Provincia, atiende a 320 personas a diario. “Hay días que viene más gente que no está anotada y tratamos de dar hasta donde nos alcance. Antes sólo recibíamos a niños, ahora se sumaron familias completas y adultos mayores”, advirtió Domínguez, acerca de la profundización de la crisis.

La mujer detalló que deben cocinar a leña, debido a que no cuentan con un anafe, y que a veces en los días de lluvia, deben afrontar algunas complicaciones. “No damos abasto, no nos alcanza. No sé si tendremos para sostener a más personas”, advirtió angustiada.

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