“Bomba económica”: la enorme inflación “reprimida” será el principal desafío del próximo gobierno

El Gobierno acordó una nueva etapa de Precios Justos con empresas y supermercados hasta fines de este mes, pero los productos no incluidos en las regulaciones o tarifas fijadas siguen creciendo al nivel de la inflación real.
Para Collante, si estos rubros atrasados se compensaran, la inflación reprimida sería de entre el 35% y el 45%.
No solamente los precios de algunos bienes y servicios están por debajo de la inflación general, agregó Elizondo. “El tipo de cambio oficial también está atrasado, lo que supone costos artificialmente más bajos de lo que deberían ser para muchos insumos”, explicó. Por lo tanto, si bien corregir ese desajuste puede producir aún más incrementos, es necesario a largo plazo.
“No usaría la palabra ‘explosión’. Lo que diría es que en algún momento las inflaciones tienen que converger”, explicó el economista. “Lo que hay en Argentina es un atraso de los precios relativos, no están relacionados unos con otros, entonces nos pasa que hay cosas que están extremadamente baratas en relación a otras”. El ejemplo más claro, detalló Elizondo, es el de la comparación que se puede hacer entre un litro de leche y un litro de nafta. Mientras el precio del primer producto arranca en los $380, un litro de nafta súper cuesta alrededor de $270.
“El caso más emblemático que tenemos es el del combustible, porque vas a cargar un litro de nafta y en la misma tienda de la estación de servicio no hay ningún producto que valga menos. Por eso hablamos de distorsión de precios relativos”, explicó el economista Diego Martínez Burzaco.
El problema es que, si bien uno de los principales temas a resolver para el próximo Gobierno es esta distorsión, “una vez que se sincere la inflación reprimida se agregaría más inflación a la ya existente”, explicó.
La clave estará en “desarmar los precios relativos sin que acelere dramáticamente la inflación”, agregó Burzaco. “Para eso se necesita un plan integral que ataque lo fiscal, lo monetario, que vaya desarmándose esta distorsión de precios relativos de manera gradual, no puede ser un shock”. Para eso, el programa debe ser “creíble y cumplible, y tener el respaldo suficiente”, concluyó.
“Cuando los precios estén alineados habrá una aceleración inflacionaria”, agregó en el mismo sentido Elizondo. “Este salto hacia arriba puede ser un salto ocasional, en el marco de un plan muy serio, en donde luego se produzca una tendencia hacia la estabilización, que tampoco va a ser inmediata”, o, de lo contrario, el salto “puede ser el inicio de un régimen de inflación más alta si no hay un programa de estabilización, si se mantienen los desequilibrios y sobre todo el déficit fiscal financiado con emisión monetaria”, explicó el economista.
El problema de esta segunda alternativa es el impacto que podría tener en indicadores sociales como la pobreza, en la que ya se encuentra más del 40% de los argentinos.
Sobre la posibilidad de mantener las cosas tal y como están, los especialistas ven pocas chances y, en el mejor de los casos, graves consecuencias. “Mantener precios y tarifas congeladas trae aparejados varios ‘costos’ que debe pagar el Gobierno: recesión, desabastecimientos potenciales, y eventualmente una pérdida en la calidad de la inversión”.
Para Elizondo, esa es la situación actual: la economía decrece en relación al año pasado, y la producción se reduce “al mínimo indispensable”.